jueves, 19 de julio de 2007

Los niños del campamento urbano de Bembibre participan en una experiencia de sensibilización sobre la enfermedad de Alzheimer


Los niños del campamento urbano de Bembibre aprenden el
significado del alzheimer poniéndose en el lugar de afectados
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Juan tiene una abuela diferente. Decirle esto a un niño supone airear su parte más fantasiosa, y la imaginación les lleva a pensar que se trata de una cuestión de “brujería” o algo místico. Pero pocos minutos después fueron capaces de comprender que la abuela de Juan tiene alzheimer. Juan es un personaje de ficción, pero puede ser cualquier niño.
La Asociación Alzheimer Bierzo llevó ayer a cabo un proyecto en Bembibre con los niños del campamento urbano de la localidad para que aprendieran algo más acerca de esta enfermedad. Se trata de la primera experiencia de esta naturaleza que el colectivo pretende seguir desarrollando por otros campamentos. La actividad consistió en la proyección de una serie de imágenes narradas de viva voz por un grupo de voluntarias conocedoras de la situación para mostrar a los más pequeños algo prácticamente desconocido para ellos, incluso algo muy alejado de lo que pudieran llegar a asumir fácilmente: que un ser humano pueda llegar a olvidarse alguna vez de coger un tenedor, o hasta de caminar.
Distribuidos en diferentes grupos, y con sus compañeros como testigos, los niños fueron pasando por un escenario tan improvisado como la historia para interpretar los diferentes papeles de cada una de las escenas, en las cuales el protagonista interactuaba con su abuela, enferma de alzheimer. Los niños fueron sometidos previamente a una explicación sobre lo que supone esta enfermedad para concluir que estos necesitan mucho cariño. A la hora de llevarlo al terreno interpretativo no dudaron en expresar a su manera esos sentimientos.
La psicóloga de la asociación, Ana Pilar Rodríguez Guzmán, fue la encargada de presentar a los niños la historia así como posteriormente invitarles a recrear lo que vieron con sus propios ojos. Rodríguez Guzmán explicó que se trata de “un ejercicio psico-dramático para que los niños se pongan en el lugar de los otros y así puedan entender lo que pasa cuando se convive con una persona que tiene alzheimer”, relató. “Les pedimos que representen las diferentes escenas del cuento para que puedan reaccionar a nivel emocional”. Esta experiencia se llevó a cabo con niños y niñas de 5 a 10 años en un primer grupo, y de 10 a 15 años.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi hijo fué, y dice que se lo pasaron muy bien, todos querían participar y que ahora entiende algunas cosas de los viejecitos.
Les doy un diez y un fuerte aplauso desde aquí, por tener iniciativas de este tipo.
A los niños hay que mostrarles la vida como es, la propia, pero tambien la de los demás, la de los menos afortunados por los motivos que sean para que aprendan a ser tolerantes, a compartir, a ayudar y solidarizarse con los demás.
Se deberian de hacer mas actividades como estas.